lunes, noviembre 18, 2013

'Malavita', el descontrol habitual de Luc Besson

A Luc Besson las películas se le suelen descontrolar con mucha facilidad. Eso, en el género de acción, puede resultar atractivo e incluso agradecido en el resultado final, como sucedía en la espléndida León. El profesional o, según una opinión con la que no comulgo, El quinto elemento.. Pero en una película como Malavita, su último trabajo, eso sirve para diferenciar muy claramente los momentos divertidos de los que no lo son, las escenas bien escritas del batiburrillo más o menos forzado. Al final, la impresión que queda es que los toques de comedia negra y de autohomenaje (o autoparodia, según se mire) más agradecidos se deben mucho más a los actores que al guión coescrito por Besson o a su trabajo de dirección, a los tres pesos pesados de la película, Robert De Niro, Michelle Pfeiffer (sobre todo de ella, una actriz que tendría que haber hecho mucha más comedia en su carrera) y Tommy Lee Jones, pero también de los dos jóvenes secundarios, Dianna Agron y John D'Leo. Ellos hacen amenos los excesivos 111 minutos de la película.

Porque en Malavita es evidente que lo que llama la atención es el cartel: De Niro, Pfeiffer y Jones. La primera es, de largo, lo mejor de la película, especialmente en la primera mitad, donde se adueña de la pantalla con tal fuerza que las escenas en las que no aparece se olvidan con facilidad. De Niro, sin ser el gran De Niro de antaño o el recuperado en El lado bueno de las cosas, protagoniza el momentazo de la película, uno que no procede desvelar pero que es absolutamente delirante y gozoso para cualquier amante del cine y de la carrera del actor. Y Jones, que también se sale en esa misma escena, se lo pasa realmente bien en su breve papel. ¿Pero qué puede fallar para que una película que tenga a esos tres monstruos no se convierta sino en un clásico al menos en una divertidísima cinta? Obviamente, el guión que sigue a una familia norteamericana en Francia, cuyo padre es un antiguo gángster.

Como película de acción se queda muy escasa, especialmente por un decepcionante final, que no termina de encajar con lo que se ha visto hasta ese momento. Como comedia negra, no sólo no termina de ser negra del todo más que en momentos puntuales, sino que hay demasiados momentos en los que esa comedia no termina de explotar. Y como mezcla de ambos es precisamente donde se ve con claridad que se trata de una película descontrolada e irregular, con picos muy agradecidos, pero caminos mal resueltos e incluso algunas subtramas que no encajan para nada en el conjunto. El paradigma de esa sensación viene a ser la historia del hijo pequeño de la familia, que se desinfla justo cuando se pone interesante. En realidad, es que casi todo se desinfla en el clímax, porque ahí nada termina de llegar a un punto realmente satisfactorio. Quedan momentos muy divertidos, como el mencionado autohomenaje de De Niro o la soberbia escena de Michelle Pfeiffer en la tienda, pero el conjunto sabe a poco.

Besson no termina de convencer. Tiene entre manos una película entretenida en un grado suficiente, pero deudora del trabajo de sus actores para mantenerse a flote. Llega un punto en el que casi es más atractivo ver Malavita como un conjunto de sketches (el de la hija con el profesor de matemáticas, el del hijo con el abusón del colegio, el del padre con el problema de las cañerías de su casa, el de la madre con los vecinos en la barbacoa... y así hasta casi dos horas) que como una historia en sí misma. Pero, claro, Michelle Pfeiffer es Michelle Pfeiffer y una simple mirada suya, como alguno de los mejores gestos de De Niro o Jones, bastan para que la película no sea una pérdida de tiempo. Está muy, muy lejos de ser una película redonda, e incluso es probable que como conjunto deje más insatisfacciones que elementos positivos, pero con la impagable escena de De Niro y cualquier momento de Pfeiffer, la película llega a cumplir. Una pena que se quede como una oportunidad perdida para hacer algo más redondo, pero Besson es tan irregular como brillante su reparto. Y eso lo sabemos antes incluso de ver la película.

2 comentarios:

Doctora dijo...

Me ha intrigado la escena que dices.
Ya en el trailer daba esa impresión, o sea, peli de escenas puntuales y actores atractivos más que una buen película, pero si al menos resulta entretenida ya compensa.

Por lo que cuantas parece que Tommy Lee Jones sale más de lo que esperaba. Tenía ganas de verla y ahora tengo más : )

Juan Rodríguez Millán dijo...

Doctora, esa escena es que fue un momentazo... Inesperado y glorioso. No disgusta, no, aunque deja una cierta sensación de oportunidad perdida para hacer algo más divertido. A mí me pasó al contrario, Tommy Lee Jones salió menos de lo que esperaba, aunque ya sabes que yo voy a las películas sabiendo lo menos posible.