miércoles, mayo 08, 2013

Hasta siempre, Ray Harryhausen

Demasiada gente tiende a pensar, más de hecho que conscientemente, que los únicos nombres que merece la pena recordar en el mundo del cine son los de los actores y, en algún caso, los de los directores. Pero la magia del cine es tan inmensa que no se detiene ahí y, aunque sea muy pocas veces, otros profesionales alcanzan una merecida fama. El de Ray Harryhausen es uno de esos nombres que han conseguido un lugar distinguido en el séptimo arte, y aún así mucha gente no sabrá quién es. Pues bien, era un genio de los efectos especiales más artesanales que comenzó a trabajar en las películas en los años 30 del siglo pasado y nos deleitó con sus proezas visuales hasta que arrancó la década de los 80 y los ordenadores y la infografía comenzaron a abrirse camino. Y aún diciendo que era un genio, el adjetivo se queda corto. ¿Cómo se puede calificar a una persona que inspiró los sueños de tantos espectadores, impulsó la imaginación de tantos soñadores y alentó la visión de tantos creadores? No creo que haya un término para una persona así.

Pero es el término que habría que aplicar a Ray Harryhausen y, como no existe, habrá que dejarlo en "genio". Era un genio, ya lo creo. Y digo "era" porque acaba de morir, el 7 de mayo de 2013, y esa noticia bastará para que mucha gente se acuerde de él. ¿Que quién era Ray Harryhausen? Probablemente mucha gente no lo sabrá, porque su momento de esplendor llegó hace ya muchos años y la memoria es débil. Pero para eso queda la letra impresa, aunque sea en la pantalla de un ordenador. Ray Harryhausen es el maestro que hizo los efectos especiales de películas como El gran gorila, Hace un millón de años (los dinosaurios, Raquel Welch era de verdad), Simbad y la princesa, Jasón y los Argonautas, quizá ésta su obra maestra, o Furia de Titanes, la original de 1981, su testamento cinematográfico, no sólo porque fue su última película sino también porque con esta pequeña joya murió la forma de entender los efectos especiales que dominó durante años.

Lo suyo eran los muñecos articulados, las marionetas, las criaturas fantásticas, los seres mitológicos. Lo suyo eran los sueños en una época en la que el cine les daba forma de manera artesanal. La suya era la mano que, aún en sus rudimentarias formas primitivas y su movimiento irreal, consiguió que nos creyéramos que era posible que un grupo de seres humanos pudiera combatir contra uno de esqueletos. O que disfrutáramos en la pantalla de imposibles dinosaurios mucho antes de que Steven Spielberg, de la mano de otro genio del gremio, Stan Winston, los recreara en Parque Jurásico como nunca antes se habían visto. El cine de género pierde a una figura esencial para comprenderlo. Y habrá mucha gente que no conozca a Ray Harryhausen o que ahora, en un momento en el que se puede hacer prácticamente de todo por ordenador, no entienda la magnitud de su trabajo y de su legado. O, incluso, que haya gente que vea hoy en día sus películas y les parezcan torpes y anticuadas. Pero en su día eran el futuro. Eran algo imposible. Eran sueños. Y Ray Harryhausen era su creador. Descanse en paz.

2 comentarios:

Doctora dijo...

No conocía a Ray Harryhausen por su nombre, pero mi hermano tiene el blu ray de "Jason y los argonautas" y viene un reportaje de cómo se hicieron los esqueletos y el gigante y los demás monstruos y estaba muy interesante.

Las cosas han mejorado, claro, pero antes la tecnología no avanzaba tan deprisa como ahora y durante mucho, mucho tiempo las cosas se hacían así. Hace poco vi "Robocop" y el robot asesino que sale tenía aún esa pinta estilo "Jason y los argonautas" y es de 1987. No hace tanto.

Juan Rodríguez Millán dijo...

Doctora, me encanta ver que has visto ese reportaje. Es una delicia ver cómo se trabajaba entonces... Y, sí, tienes razón, Robocop se hizo en parte con esta técnica del stop motion... que aunque ya sé que no son películas que te apasionen, es la que usa Tim Burton en sus cintas de animación. De hecho, en el piano de una de las escenas iniciales de La novia cadáver está escrito "Harryhausen" como homenaje.