martes, febrero 14, 2012

'Los descendientes', la estrella, lo cotidiano y lo inverosímil

Los descendientes es una película muy de su tiempo. Tenemos una estrella de Hollywood sobre la que parece pivotar el filme en toda su extensión. Tenemos una trama que ronda lo cotidiano del hombre normal, en este caso la relación de un padre con sus dos hijas, a las que por avatares de la vida en realidad apenas conoce y no sabe cómo manejar. Y tenemos los toques inverosímiles que rodean a la historia, esos que pretenden darle un toque de autenticidad y que en realidad acaban por convertirse en lo más superfluo de la película. Y, sí, George Clooney está bien (no sólo él, además), pero me sorprende el fervor crítico que ha levantado un título que es bastante normal, especialmente en cuanto a un guión desequilibrado y que conjuga elementos que no tienen ningún interés, que no destaca en ningún aspecto que no sea el interpretativo y que tiene una duración inmensamente superior a lo que sería aconsejable para una historia pequeña como la que cuenta.

Matt King (George Clooney) es un abogado que vive en Hawai. Su mujer acaba de sufrir un accidente y está en coma, por lo que tiene que hacerse cargo de sus dos hijas, Alex (Shailene Woodley), de 17 años, y Scottie (Amara Miller), de 10. Existe una segunda trama en la película, en la que Matt es el apoderado de una empresa familiar que controla una enorme extensión de terreno en una isla hawaiana, pero eso, por mucho que Alexander Payne se empeñe, no aporta nada en realidad a la historia o al conflicto de su protagonista. Pero es lo que ofrece con demasiada frecuencia el cine actual. Los descendientes habría sido mejor película y habría tenido una duración mucho más ajustada (y no sus 115 minutos) si se limitara al retrato familiar, que es indudablemente lo mejor del filme, pero parece obligado contar algo más. Algo exótico. Algo extravagante. Esta deriva suele acontecer en el cine moderno, y eso evidencia que ésta no es una película tan único como parece que quiere ser.

El personaje de Clooney es protagonista y narrador, lo que le coloca en una posición de lucimiento absoluto. Y se luce, pero dejando la sensación en más de una ocasión de que es George Clooney y no Matt King quien está en la pantalla. Se mezclan, de hecho, momentos en los que borda el personaje y otros en los que el actor parece sacado de cualquier otra película que haya hecho. Convence más, como la cinta en general, en la relación con sus hijas, sobre todo interactuando con la mayor, una espléndida Shailene Woodley que en ningún momento se queda atrás y ofrece un magnífico retrato de adolescente semiconflictiva. Pero como le sucede al personaje de Clooney, Alexander Payne tampoco parecer acertar con lo que le rodea. La incorporación de ese amigo absurdo que interpreta Nick Crause sólo sirve para sacar un momento divertido en su enfrentamiento más que verbal con Robert Forster, pero es difícil encontrar los motivos por los que está insertado en la trama. Como lo de los terrenos de Hawai y la interminable lista de primos de Matt King.

Los descendientes no deja de ser una peliculita más o menos intrascendente que, por algún motivo y sin duda por la presencia de George Clooney, ha alcanzado cierta relevancia mediática y crítica. A mí me parece una muestra más de un cine más vacío de lo que parece, que siempre deja algún momento divertido, algún momento dramático y algún momento sobresaliente pero que en conjunto siempre deja una sensación insatisfactoria. Hay lucidez en el retrato de una familia desestructurada, en el reflejo de un marido que ha perdido el rumbo de la relación con su mujer y con sus hijas y en el bosquejo de un hombre ingenuo que no es capaz de ver la realidad aunque la tenga delante. Pero el envoltorio es raro. Es una mezcla extraña entre lo cotidiano y lo inverosímil que no soy capaz de desentrañar, por más que mire la camisa hawaiana de Clooney, y que no me termina de aportar nada más. Los descendientes, por eso, se queda en un entretenimiento ligero y bastante inane para mayor gloria de George Clooney.

6 comentarios:

Gallo dijo...

No perderé mi tiempo viendo una película con George Clooney por mas buen reparto que tuviese, ya lo hice dos veces y no aprendí la lección.

No se porque la academia lo quiere tanto, nunca lo he considerado buen actor a pesar que te confieso que un amigo mio y su hermano trabajaron con él cuando dirigió "Confesiones de una mente peligrosa" (OTRO BODRIO) ydonde salen escasos minutos en la pelicula, y lo consideraron un tipazo.

Doctora dijo...

A ver, por mucha solemnidad que se le quiera dar, la ceremonia de los Oscar es un programa de televisión, un espectáculo, y si quieren que la gente siga atenta tienen que premiar de vez en cuando a actores y pelis comerciales, aunque a los amantes del cine muchas veces no nos cuadre. es el motivo por el que en su día le dieron el Oscar a Sandra Bullock o a Halle Berry y por eso antes o después se lo darán a Clooney, que de vez en cuando hace pelis de este tipo ("Up in the air" es otro ejemplo) para que le tomen en serio como actor.
Personalmente estoy con Gallo, no pienso gastar un duro en ver otra peli suya, son muchos chascos ya...

Sonix dijo...

Totalmente de acuerdo, para mí lo mejor de la película es la interpretación de Clooney y de la actriz que hace de hija adolescente, pero eso no salva un argumento vacío, y una forma de hacer la película que me ha parecido totalmente pretenciosa.

Key Hunters dijo...

Pues sí, a mí también me parece que esta peli está muy sobrevalorada, no sé muy bien por qué... y también me impresionó Shailene Woodley, a la que sólo había visto en esa basura de serie... Diario Secreto de una Adolescente, creo que se llamaba. La peli, pues bien está, pero vamos, no va más allá.

Juan Rodríguez Millán dijo...

Gallo, yo antes a Clooney le tenía mucha manía, pero en parte le tengo redimido. Eso sí, no me parece de los grandes a pesar del cariño de la Academia...

Doctora, Up in the air tampoco me gustó nada, nada, es, como dices, una película parecida a esta en demasiados sentidos y de esas que decía yo en mi exto.

Sonix, sí que parece pretenciosa, sí... Y me apena que no se haya hablado tanto de Shailene Woodley, porque creo que está a la altura. Si es que a veces hay que ser una estrella para que se hable bien de alguien...

Key, vaya, hacía mucho que no tenía un pleno de coincidencias tan numerosas en una entrada, je, je, je, je... No he visto esa serie, así que para mí Shailene es un descubrimiento, cuyo nombre he anotado ya para el futuro...

Sara J. Trigueros dijo...

Estoy de acuerdo: la interpretación no es mala, pero el guión hace aguas. Cuando fui al cine a verla me dio la sensación de estar en mi casa un domingo por la tarde sin nada mejor que hacer, y obviamente nadie va al cine deseando volver a su casa con esa sensación.