martes, octubre 19, 2010

'The Town. Ciudad de ladrones', buen cine negro

Es curioso que un actor tan limitado como Ben Aflleck sea en realidad un director notable. Como intérprete, seguramente no pasará a la historia ni dejará grandes papeles. Y tan seguramente, porque es un actor limitado, muy limitado. No lo ha destacado como tal hasta ahora y nada indica que lo pueda hacer en el futuro. Pero como realizador, en cambio, tiene un toque particular, una capacidad para tomar decisiones acertadas, para colocar la cámara donde debe, para montar con acierto escenas de muy distinto tono dramático sin artificios ni falsedades. Y, curiosamente, para sacar buenos trabajos interpretativos de sus miembros de su reparto. Lo hizo en Adiós, pequeña, adiós y lo hace en The Town. Ambas comparten un gusto por el thriller, por las historias truculentas y por los escenarios sórdidos (¿por qué en ésta decide bajarse los pantalones y dulcificar la existencia del barrio de Boston que escoge para el filme con un rótulo final blando e innecesario?).
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A Ben Aflleck no le duelen prendas al buscar referencias en los policiacos más notables de las últimas décadas (incluso en otros géneros, al calcar el uso del sonido que hizo Roman Polanski en una escena de El pianista). Evidentemente, es imposible plantearse las escenas de atracos que rueda Affleck sin pensar en Heat, una película que lleva ya casi quince años siendo el mejor referente posible (el mismo que tuvo, por ejemplo, el comienzo de El Caballero Oscuro) y que probablemente seguirá marcando las películas sobre ladrones de años venideros. Pero también mira al cine policiaco más urbano y familiar, ese que quizá tenga su mejor exponente en Clint Eastwood. Es difícil no ver las relaciones personales que se establecían en Mystic River en este trabajo de Affleck, aunque el trasfondo de ambas historias sea radicalmente distinto. No son malas referencias y no es tampoco un mal resultado para esta historia de ladrones, que cobra personalidad propia y ofrece un producto notable.
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Adiós, pequeña, adiós y The town guardan muchas similitudes estéticas y temáticas. Ha recibido muy buenas críticas, y quizá es posible que no sea merecedora de tanto, pero sí es cierto que estamos ante un buen director y una buena película de su género, bien escrita, bien resuelta y bien rodada. Aunque éste pueda ser una pequeña mejora, todo eso es más o menos como lo que ofrecía aquel primer filme que realizó Affleck. Aquella cinta la protagonizó su hermano Casey, pero en ésta Ben se reserva el papel protagonista para sí mismo y es un error evidente. Ben Affleck es, indudablemente, el peor intérprete de la película. Es frío, es distanciado, es inadecuado para el papel y para el tono de la película. Y aunque a él se le pueda considerar de lo más flojo de esta interesante historia de ladrones, lo cierto es que el trabajo interpretativo es notable en casi todos sus compañeros de reparto. Es curioso que como director encuentre la dirección en la que guiar a sus actores y él mismo no la tenga.
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Rebecca Hall (Vicky Cristina Barcelona, El desafío. Frost contra Nixon) vuelve a estar sobresaliente, quizá un pelín lastrada por el aspecto más flojo del guión, la relación entre uno de los ladrones de bancos (Affleck) y la directora de banco que sufre el primer atraco. Blake Lively (una de las protagonistas de la serie Gossip Girl) es una sorpresa muy agradable en un papel duro y dramático, la ex novia del personaje de Affleck y madre drogadicta. Jon Hamm, conocido también por su trabajo televisivo, éste en la serie Mad Men, también hace un gran papel como el antagonista del FBI en esta historia vuelta del revés, en la que casi parece que los héroes son los ladrones y los villanos los policías. Jeremy Renner, tras En tierra hostil, está más que correcto, pero parece que empieza a encasillarse en personajes psicológicamente inestables. Pete Postlethwaite y Chris Cooper le dan a la película la elegancia de dos actores ya veteranos. Todos ellos conforman un reparto más que interesante que le da empaque al resultado final.
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The Town se sostiene, además de por sus actores, porque su guión sabe equilibrar los momentos dramáticos con leves toques de humor (ojo al atuendo de los atracos, sobre todo del segundo de los tres que se ven en la película y a la escena en la que son descubiertos en su huída por un policía), porque monta de forma admirable las escenas de acción de los atracos y porque no rehuye una maravillosa confrontación de miradas y perfiles psicológicos, en las que el único perdedor es el propio Affleck como actor. Aunque se trata de una película que se mueve en un género complicado por trillado (¿cuántas películas hemos visto en los últimos años sobre robos y cuántas de ellas mezclan asuntos familiares en ellos?), The Town triunfa por el buen gusto con el que está rodada, un gusto clásico pero que no rehuye las posibilidades técnicas del cine contemporáneo. No es una obra maestra indiscutible, pero sí un gran trabajo, entretenido de principio a fin y con capacidad para fomentar el debate. Y demuestra que Affleck es un director a seguir.

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