lunes, agosto 25, 2008

Recuerdos de la Tierra Media (1)

Todavía recuerdo lo que pensé la primera vez que oí que Peter Jackson iba a rodar al mismo tiempo tres carísimas películas de El Señor de los Anillos, que iba a estrenar en tres Navidades consecutivas: "No puede ser. ¿Cómo va a dirigir El Señor de los Anillos un tipo que ha dirigido una película que se llama Tu madre se ha comido a mi perro (subtítulo español de Braindead, una paranoia gore de los años de juventud de Peter Jackson)?". Sí, yo era uno de los escépticos, de los que veía como una tarea casi imposible que se rodara una trilogía centrada en la Tierra Media con una calidad suficiente y, desde luego, de los que pensaba que Peter Jackson no era en absoluto el director más adecuado para semejante tarea. Fue ver la película y cambié radicalmente de opinión, pero antes de eso pasaron muchas cosas.

Ocho meses antes del estreno (que, recordaréis, llegó en las Navidades de 2001), se produjo un primer pase de apenas 20 minutos de película. Era la parte correspondiente a las minas de Moria, justo hasta la aparición del Balrog, criatura que no llegaba a verse en ese metraje. Se llevó ese avance a varios festivales y se realizaron incluso pases para la prensa, anunciados con regalos para la prensa (cohechos, que llamamos cariñosamente en la profesión, entrer los que estaba un anillo con la inscripción en lengua oscura). "Malo", pensé. Si tienen que hacer tanta propaganda con tanta antelación, cabe la posibilidad de que la película no haya satisfecho a sus productores y estén apostando por el marketing masivo para paliar la falta de calidad.

Un amigo mío, apasionado de la Tierra Media, fue a ese pase. Y volvió emocionado. ¿Pasión de fanático o análisis certero? Normalmente me fío de él, pero aquello de Tu madre se ha comido a mi perro seguía sobrevelando mis pensamientos. Y eso que me había gustado la anterior película de Jackson, Agárrame a esos fantasmas (delirante e inverosímil título el español para The frighteners), pero no apuntaba ese director maneras para tres colosales superproducciones como éstas. Ese mismo amigo, entonces compañero, fue al pase de prensa de la película (a pesar de que los privilegios cinéfilos me los solía apuntar yo en mi sección, ¿cómo le iba a privar yo de ese gustazo...?; me conformé con verla el día del estreno) cuando apenas quedaban unos días para que todo el mundo pudiera verla. Volvió aún más entusiasmado. No hacía más que hablar de la Comarca, del Balrog, de Sam y de los Nazgul.

Pero yo mantenía mi escepticismo. Tu madre se ha comido a mi perro... Hasta que comenzó la película. Siete minutos de prológo acabaron con todas las dudas. Con todas. Quedaban dos horas y media de película y ya sabía que me iban a entusiasmar. Peter Jackson construyó un prológo ejemplar, iniciado con el misterio de unos susurros en élfico y finalizado con la primera aparición en la sombra de Gollum. La historia de los anillos de poder concetrada para informar a los profanos y para deleite de los iniciados. Épico, mágico y con un gusto increíble. La imagen de Sauron combatiendo con sus propias manos al ejército formado por la alianza de hombres y elfos se me quedó grabada para siempre en la retina. Y muchas otras que quedaban por venir en las siguientes horas de película.

El primer acto me pareció largo pero inevitable. Era algo que ya tenía hablado con mi amigo. ¿Cómo se iba a privar al aficionado de El Señor de los Anillos de un buen vistazo a la Comarca, a Hobbiton, a Bolsón Cerrado? Para mí, una escena larga pero que, como friki que soy para otras cosas, contó con mi comprensión hacia Jackson. Tenía que rodarlo, tenía que enseñarlo. Y sin omitir detalles. Además, en este tramo había que felicitarle por la exclusión de uno de los personajes de la novela, Tom Bombadil. Hubo polémica entre la comunidad de fans, pero, una vez vista la trilogía, creo que casi todo el mundo coincidió en que Tom Bombadil sobraba en esta adaptación. De hecho, nadie se volvió a acordar de este tema una vez que se estrenó la película.

Poco a poco se iban viendo los personajes. Era verlos y quererlos. Se hace difícil pensar en mayores aciertos de casting que los que presenta esta película. Elijah Wood ES Frodo. Ian McKellen ES Gandalf. Christopher Lee ES Saruman. Y así casi todos. Pero para mí, en aquel momento hubo una pequeña excepción: Viggo Mortensen. Me pesaba el soso recuerdo que tenía de él en Un crimen perfecto y me pasé toda la película pensando el gran Aragorn que podría haber compuesto Sean Bean, el actor que bordó el personaje de Boromir (confieso que es Boromir, el hijo del senescal de Gondor, mi favorito de la compañía del Anillo).

Con el final de la Comarca, comenzó lo más memorable de esta primera película. Aparecían los nueve jinetes negros, los antiguos reyes de los hombres corrompidos por el poder de los anillos. Los Nazgul. Ahí me capturó para siempre la película. La sencillez de una capucha negra crubiendo la espectral armadura era más que suficiente. El sonido que provocaba terror y magia. La conversión del anillo en un personaje más. Pero en ese momento ya había otro aspecto que contribuyó para siempre a que esta película se quedara en mi corazón: la música. Cuando me enteré de que el autor de la banda sonora iba a ser Howard Shore, temblé. Su fuerte era la música atmosférica, la de películas de David Cronenberg o David Fincher. ¿Era el adecuado para el sonido épico, melódico y fanfárrico de El Señor de los Anillos? Yo pensé que no. Qué equivocado estaba. Qué obra de arte esta música ya inolvidable.

Todo lo que se iba descubriendo se hacía familiar al momento. Desde la torre de Isengard en la que Saruman entabla su alianza con Sauron hasta las hermosísimas minas de Moria. Y allí, cuando vemos por fin al majestuoso Balrog, uno se da cuenta de que la historia tiene mucho más que unos efectos especiales logradísimos (chapeau para Weta, la compañía neozelandesa que, contra pronóstico, asumió casi por completo la creación de la Tierra Media) y unas cuantas imágenes espectaculares. Estaba siendo un peliculón. Lothlorien rebajó un poco mi ánimo. Ahí se notaba que faltaban cosas (y las vimos cuando se estrenó la edición extendida en DVD). Y llegamos al final, al magnífico final, en el que Boromir se convierte en leyenda y con el que lloré al ver partido en dos el cuerno de Gondor (de ese detalle me avisó mi amigo, es difícil de ver en la pantalla). Pienso que yo, en otra vida, en este universo, debía tener en Gondor mi hogar.

Y así, con las emociones a flor de piel, Peter Jackson puso final a La comunidad del Anillo, recordando aquellos viejos seriales que te dejaban en una situación tremendamente abierta y que te hacían desear que llegara cuanto antes la continuación. Pero aquí quedaba un largo año para eso. Un larguísimo año para repasar en la cabeza toda la información que dejaba una película asombrosa, un trabajo artesano y artístico, un sueño hecho realidad, mucho más que un simple relato de fantasía y una pica en la historia del cine (y no sólo del fantástico). Por cercanía de fechas de estreno, hubo quien quiso contraponer a los fans de El Señor de los Anillos con los de Star Wars. ¡Menuda estupidez! Yo, desde aquel momento, me sumaba a las dos, como en los 80 me sumé tanto a Star Wars como a Star Trek. Y echaba cuentas para ver la siguiente película de la saga.

Mi recuerdo de El Señor de los Anillos no provenía en aquel momento de las novelas de Tolkien, leídas muchos años atrás y releídas después de ver la trilogía cinematográfica, sino de la versión de dibujos animados que hizo Ralph Bakshi a finales de los años 70, una versión que acaba a la mitad del segundo libro. Por eso, nada del argumento de La comunidad del Anillo me sorprendió. ¡Cómo envidiaba a quienes estaban descubriendo en ese momento la historia que ideó Tolkien y cómo anhelaba el momento en el que se acabaran mis recuerdos para poder sorprenderme yo también con lo que Jackson plasmó en la pantalla! Pero esto tuvo que esperar un año más, hasta el estreno de Las dos torres...

7 comentarios:

Mara dijo...

Jeje, yo fui una de esas afortunadas. Nunca había leído a Tolkien y entrar en aquella sala de cine fue todo un descubrimiento para mi.Disfruté como una niña pequeña, especulé sobre Gollum y sobre los nazgul, hasta los trolls me parecieron majos :)
Un besito juan!

C.C.Buxter dijo...

Yo no tengo tan buenos recuerdos de estas películas; de hecho, sólo he visto las dos primeras partes, y me parecen innecesariamente largas. Aunque también he de admitir que las películas sobre mundos fantásticos no son mis favoritas (tampoco lo es la ciencia ficción), así que esto pesa y mucho en mi valoración.

De Tolkien sólo he leído un libro, "El hobbit", y me resultó bastante entretenido. Creo que se está preparando una versión cinematográfica.

Juan Rodríguez Millán dijo...

Mara, espero que ya te hayas lanzado a por Tolkien. Si no es así, yo te recomiendo que leas primero El Hobbit. Más ligera y engancha...

C.C.Buxter, sobra decir que no estamos de acuerdo, je, je... Pero el punto de partida lo dice todo. A mí me apasiona la fantasía y la ciencia ficción, así que es normal.

Sí, hay versión de 'El Hobbit' en marcha, pero no me convence la elección del director. Peter Jackson sólo produce y deja la silla a Guillermo del Toro. 'El laberinto del fauno' me sorprendió, pero es lo único que me gusta de él...

Mara dijo...

ya me la leí juan jejeje, antes que la saga!!!

Reverendo Pohr dijo...

Braindead? Pues porque no conocías "Bad Taste"... otra joya gore de Peter Jackson. Su elección me llamó mucho la atención, pero le concedí pronto la oportunidad: un friki realizando una película friki. Cariño le iba a poner todo el del mundo. Y el reparto era muy prometedor (ver a Lee como Saruman me pareció y me parece impresionante. Clavado).

Debo decir que la trilogía de El Señor de los Anillos es la única que he visto 3 veces en cine (3 veces cada parte, incluso un pase en Versión Original). Nunca había repetido antes por ninguna pelícual. Y poseo las 3 versiones extendidas en DVD. Así que puede decirse que comparto entusiasmo.

A ver cuando llega la segunda parte de "Recuerdos de la Tierra Media: Las 2 torres".

Juan Rodríguez Millán dijo...

Mara, me alegro, je, je... Que esa lectura me parece de las imprescindibles...

Reverendo, sí conocía Mal gusto, pero eso de "Tu madre se ha comido a mi perro" superaba al otro título con creces. Al margen de las películas, que conste... Ver a Lee de nuevo en el cine fue una de las mayores gozadas que dejó esta saga... Y ya tienes la segunda entrega de mis recuerdos...

Litri dijo...

Bueno, Juan no puedo más que darte la enhorabuena. Me ha encantado. Leyendo tu relato de lo que para mí fue un verano inolvidable me pasan las imágenes por la cabeza con toda nitidez. No te digo más que cuando vi Bolsón Cerrado por primera vez se me saltaron literalmente las lágrimas. A ver si hacemos un vídeo forum de una vez y nos tiramos tres días hablando de todos los detalles que se me ocurren ahora y que darían para llenar varios blogs...

PD: Gracias por cederme aquel pase de prensa. ;D