martes, enero 29, 2008

La auténtica gran película de los 'Transformers'

Michael Bay estrenó el año pasado Transformers, película que tiene uno de los peores guiones que jamás haya visto, que no es digna de la mitología que arrastra y que, sin embargo, fue un éxito impresionante (arrasó en taquilla y se convirtió en el título más descargado de Internet el pasado año). La película está basada en los populares muñecos que durante los años 80 hicieron furor en todo el mundo (especialmente en Japón y Estados Unidos) y generaron una serie de dibujos animados que tuvo tres temporadas que, hoy, por fin, se están editando en DVD en España. Pues bien, no mucha gente recuerda que el nexo de unión entre la segunda y la tercera temporada fue una película que en Estados Unidos llegó a estrenarse en cines y que en España salió directamente en VHS. Siempre he recordado con muchísimo cariño esta película y ahora, por fin, se ha editado en DVD.
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No voy a perder el tiempo en comparar aquella Transformers: La película con el Transformers de Michael Bay, porque la diferencia es abismal en favor de la primera. Aquella se estrenó en 1986 y es una espléndida aventura de ciencia ficción para todos los públicos, sencilla (que no por ello simple) y amena, con un buen número de escenas de acción variadas y bien resueltas, con una inmensa cantidad de personajes de importancia en el universo de los Transformers. Y una gran novedad, Unicron, un devorador de mundos que le da cien vueltas a esa burla del Galactus del cómic que presentaba Los 4 Fantásticos y Silver Surfer.
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La película comienza con un gran salto temporal con respecto a lo que se vio al final de la segunda temporada de la serie. Los malvados Decepticons han conquistado Cybertron, planeta del que son originarios tanto Decepticons como Autobots. Los buenos de la historia mantienen bases en las lunas de aquel planeta y en la Tierra. Megatron, líder Decepticon, planea lanzar un ataque a gran escala contra la base terrestre para destruir toda posibilidad de sus enemigos de recuperar Cybertron. Pero los Autobots consiguen mandar un mensaje a su líder, Optimus Prime, que acudirá al rescate desde una de las lunas del lejano Cybertron. Mientras tanto, un enorme planeta va devorando mundos y se dirige precisamente hacia al hogar de los Transformers con un solo obstáculo en su camino, la Matriz de los Autobots, que Optimus Prime lleva en su interior.
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Transformers tuvo siempre un gran e imaginativo punto de partida: unos robots que se transformaban en los más variopintos vehículos (coches, aviones, cohetes e incluso trenes) o seres (desde insectos a dinosaurios), que llevaban su guerra a la Tierra desde su mundo natal. No es que la animación fuera portentosa o que las tramas de la serie fueran excesivamente complejas (muchas veces se veían reducidas al hallazgo de una fuente de energía que los Decepticons querían y los Autobots protegían), pero tenía su encanto ochentero. En todo caso, la película fue un salto de calidad en ese sentido. Se buscó la complicidad de un público más adulto, con sencillez pero con dramatismo. Al principio puede chocar que muchos de los personajes originarios pierdan la vida durante la película, porque no es lo habitual en este tipo de producciones. Pero le da un aura de drama y de realismo poco frecuente en la animación de ciencia ficción.
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Los creadores de la película confiesan que no se habían dado cuenta hasta entonces de que Optimus Prime era mucho más que un personaje. Era y es un icono. Su eterna lucha contra Megatron forma parte de la iconografía juvenil de los años 80. La película engrandece ese duelo hasta extremos que seguramente no sospechaban sus creadores. ¿Por qué? Descubridlo vosotros mismos en la película, no sería bueno que yo os lo destripara. Transformers: La película no sólo es respetuosa con los mitos de este universo, sino que abre la puerta a muchas posibilidades, en cuanto a escenarios y en cuanto a personajes. Todos los personajes nuevos que aparecen fueron diseñados expresamente para la película, todos a excepción de Ultra Magnus, que ya tenía su propio juguete en Japón.
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El reparto de voces fue, en muchos casos, el mismo de la serie, empezando por Peter Cullen, que dio vida a Optimus Prime en la serie y también, en un guiño precioso para los fans, en la reciente película de Michael Bay. Junto a él, además de los habituales de la serie, se juntaron unos cuantos actores conocidos: Robert Stack, el protagonista de la serie de Los Intocables, es Ultra Magnus; Leonard Nimoy, el inmortal Spock de Star Trek, es Galvatron; Clive Revill, el Emperador de El Imperio contraataca antes de que la Edición Especial se lo llevara por delante, es Kickback; Scatman Crothers, el actor negro de El resplandor, es Jazz, en su último trabajo como actor antes de morir; Eric Idle, uno de los Monty Python, es Wreckgar; y Unicron es ni más ni menos que... Orson Welles.
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No mucha gente lo sabe, pero ésta fue la última película en la que trabajó Orson Welles y, de hecho, muchas biografías omiten este título en su filmografía (por ejemplo, no aparece en el libro de Cahiers du Cinema del coleccionable de DVDs que El País está sacando en estos momentos). El mítico creador de Ciudadano Kane, que lógicamente tenía objetivos muy distintos en el cine que los que perseguía esta película, parece ser que no disfruto demasiado haciéndola. Se dice que nunca llegó a saber cómo se llamaba su personaje y que, cuando alguien le preguntaba, decía que era "un gran juguete que ataca a un montón de juguetes más pequeños". Orson Welles estaba ya muy enfermo cuando grabó sus líneas, y para disimular sus problemas respiratorios los productores decidieron alterar esa voz para darle el aspecto final que tiene en la película.
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Uno de los puntos fuertes de la película es la endiabladamente pegadiza banda sonora que compuso Vince DiCola, una música electrónica que encaja perfectamente en el filme a pesar de ser una ruptura con lo que ofrecía la serie en este sentido. Lo peor de la película es que tiene algunos problemas de animación muy serios. En su conjunto, la técnica es muy buena, superior a la media de aquella época y, por descontado, mucho mejor que la propia serie de Transformers. Pero, seguramente por estar en manos de diferentes equipos de dibujantes y animadores, la película presenta numerosos problemas de continuidad. Así, hay personajes que aparecen y desaparecen, cambios continuos de sitio en un escenario o frases que se pronuncian sin sincronía con el movimiento de la boca.
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En cualquier caso, si queréis ver una buena película de Transformers, olvidáos de esa pretenciosa, aburrida, confusa y estúpida película de Michael Bay, coged el DVD (que, eso sí, tiene unos horribles subtítulos, sólo en castellano, que se inventan la mitad de las frases y otras las copia del doblaje original sudamericano) de esta pequeña joya friki de los años 80 y disfrutad.

jueves, enero 24, 2008

El Joker ha muerto


Se me hace raro decir que el Joker ha muerto cuando ni siquiera he visto la película en la que aparecerá el personaje. Pero es muy propio del mundo cómic la muerte del villano. Y es muy propio de la vida real la muerte de un actor joven, con un futuro prometedor, en circunstancias extrañas. No seré yo quien diga que Heath Ledger se ha suicidado a base de pastillas. No voy a caer en ese sensacionalismo tan sencillo para el periodismo de hoy en día porque no tengo ni la más remota idea de lo que rondaba la cabeza de Heath Ledger antes de echarse a dormir para siempre. Pero el caso es que ha muerto. Y, como se dice por ahí, lo único que no tiene solución es la muerte.

Cuando oí que Christopher Nolan había escogido a Heath Ledger para encarnar al Joker en The Dark Knight no le había visto en ninguna película. La elección me sorprendió, me pareció bastante insólita y a priori muy alejada del concepto del personaje, pero no podía juzgar al actor. Eso sí, confiaba en Nolan. Lo que hizo en Batman begins fue espectacular y tenía carta blanca, al menos por parte de este fan absoluto del universo de Batman, para encarar la secuela como quisiera. Todavía no hemos podido ver a Ledger y ya se nos ha muerto. Qué injusto.

Ni siquiera una veintena de películas nos ha dejado Heath Ledger. Yo sólo le he visto en dos. Quería conocer al Joker antes de verle en la pantalla, claro. Me gustó mucho, a pesar de lo breve de su papel, en Monster's ball. Me gustó aún más en Brokeback Mountain, papel que le valió una nominación al Oscar, estatuilla que le arrebató Philip Seymour Hoffman por Truman Capote. En ambas me pareció un actor muy interesante, capaz de muchos y variados registros, y por eso me apetecía verle en un papel tan distinto a todos los que había hecho como el de Joker. Y será la última vez que le vea. Qué lástima.

Rápidamente han surgido recuerdos de otros casos. Hay quien se acordó de James Dean. Hay quien pensó en River Phoenix. Desde que me enteré de su muerte, y precisamente pensando en su imagen como el Joker, no me quito de la cabeza a Brandon Lee, que murió durante el rodaje de El Cuervo. Lee y Ledger nos dejarán para el recuerdo su cara pintada de blanco dando vida a un personaje del mundo del cómic. Qué irónico es el mundo del cine de vez en cuando...

martes, enero 22, 2008

Y a mí que no me hace ilusión que nominen a Bardem...

Javier Bardem ha sido nominado al Oscar al mejor actor secundario por su papel en No es país para viejos, la última película de los hermanos Cohen. A pesar del fervor patrio que se suele desatar por estos lares cada vez que se produce algún reconocimiento extranjero para un español, o quizás también precisamente por eso, tengo que admitir que no me hace la más mínima ilusión que Bardem sea nominado o gane un Oscar. No me hizo ilusión cuando recibió tal distinción por Antes que anochezca (aquel año ganó Russell Crowe por Gladiator), y no me ha hecho ilusión ahora. Y como ha ganado tantos premios ya por este papel, lo normal es que se lleve también la estatuilla dorada, así que no me queda más que prepararme para la avalancha de elogios que se avecina.

No me hace ilusión porque nunca me ha gustado Bardem como actor. Nunca me ha llamado la atención. Nunca me lo he creído en sus personajes. Creo que tiene un grave problema interpretativo con la voz. Y, como me pasa con otra española reconocida en Hollywood, Penélope Cruz, no acabo de entender qué chispa de genialidad le ven fuera de España (y también en este país, para qué nos vamos a engañar...). Hace no mucho, alguien me contó que una persona muy allegada a Javier Bardem admitía que no era un gran actor. Así es la vida, así es el arte y así es el cine.

Mucho más que lo de Bardem, reconozco que me ha hecho muchísima ilusión que el trío de actores que encabeza Michael Clayton (George Clooney, Tilda Swinton y Tom Wilkinson; éste último será rival de Bardem) haya recibido nominaciones; que los maravillosos trabajos de Tommy Lee Jones en En el Valle de Elah y de Viggo Mortensen en Promesas del Este, sin los cuales sus películas se desmontarían por completo, hayan recibido reconocimiento; que esa joya llamada Rataouille haya logrado una nominación al mejor guión original, al margen de la ya esperada a la mejor película de animación; que dos grandísimos compositores con dos maravillosos trabajos, James Newton Howard (Michael Clayton) y Michael Giacchino (Ratatouille), luchen por el Oscar a la mejor banda sonora; o que Alan Menken vuelva a tener tres canciones nominadas por Encantada, como en los viejos tiempos de arrollador dominio musical de Disney en los Oscar.

Todo eso sí me ha hecho ilusión. Porque todos ellos me han conmovido con sus trabajos, me han entusiasmado, han arrancado un aplauso, han conseguido que sus películas me envíen algún mensaje, algún sentimiento, alguna idea. Bardem nunca ha conseguido eso conmigo. Y por eso no me hace especial ilusión. Lo mismo descubro algo nuevo en No es país para viejos, pero para eso tendré que esperar a verla. En España se estrena el 8 de febrero, y la espero con cautela, porque algunos de los últimos trabajos de los Cohen, como O brother o Ladykillers no me gustaron nada en absoluto y los veo muy lejanos de buenas películas como Fargo, El gran Lebowski o El gran salto. Y no sé si alguien esperaba alguna nominación para El orfanato después de caerse de la carrera por el Oscar a la mejor película extranjera, pero sobra decir que no ha conseguido ninguna. Tampoco me hubiera hecho especial ilusión.

Lo que ya está claro es que las nominaciones a los Oscar me han dejado muchos deberes para las próximas semanas. Hasta ahora sólo he visto una de las cinco nominadas a la mejor película, Michael Clayton. Expiación ya está en cartel, e intentaré verla esta misma semana; Juno, una tragicomedia con un embarazo no deseado de fondo, llega el 1 de febrero; y Pozos de ambición, con un, dicen, espléndido Daniel Day-Lewis (en realidad no creo que este actor pueda estar por debajo de la categoría de espléndido) se estrena el 15 del próximo mes. Unas semanas intensas de cine las próximas.

Las nominaciones también me han dejado alguna que otra desilusión. No entiendo el ninguneo que Hollywood le suele hacer a sus grandes nombres de siempre. Ridley Scott ha visto despreciada su gran American gangster (sólo dos nominaciones) y Tim Burton su Sweeney Todd (con tres, todas menores a excepción de la de Johnny Depp; se estrenará, por cierto, el día 15). Zodiac, la revolucionara película policiaca de David Fincher ha caído en el olvido. Y no sé cómo tomarme que la película más cara de la historia, Spider-Man 3, no haya visto recompensada la contribución de toda la saga a la industria norteamericana ni tan siquiera con una nominación a sus brillantes y seguramente no igualados este año efectos especiales. Pero ya sabe, Hollywood es así...

sábado, enero 19, 2008

Perdidos en 'El Valle de Elah'

En el Valle de Elah es una de esas películas que se presentan como una crítica progresista pero que en realidad no saben lo que quieren. No saben cuál es realmente su mensaje porque no se atreve a dar el paso de mostrarse abiertamente en contra del conservadurismo que se propone critcar. Intentan moralizar en lugar de plantear debates y por ello generan rechazo (en la taquilla norteamericana, como todas las películas sobre Irak, y entre el público de a pie, como se demuestra escuchando a la gente cuando sale del cine en España). Mezclan grandes momentos con otros que uno no sabe muy bien cómo clasificar. Les sobra metraje, porque con pequeños detalles intentan desviar la atención del espectador para que no se dé cuenta de la sibilina manipulación de la que está siendo objeto. Y se pierden y nos pierden al mismo tiempo y con la misma facilidad.

¿Es En el Valle de Elah una mala película? Yo no diría eso, puesto que tiene algunos alicientes y algunos muy buenos momentos. ¿Es una buena película? Tampoco sería capaz de decirlo, porque no me llega ni el mensaje ni la forma en que me lanzan ese mensaje. El filme cuenta la historia de un policía militar ya retirado (Tommy Lee Jones) que se lanza a la búsqueda de su hijo, también militar, desaparecido poco después de regresar de Irak. En esa tarea encontrará la ayuda de una agente de policía despreciada por muchos sus compañeros (Charlize Theron). El muchacho, como era de suponer (aunque no se nos dice casi hasta la media hora de película, y es en esa primera parte donde sobra más metraje), aparece muerto y la búsqueda del hijo se convierte en la de sus asesinos.

Lo mejor de esta película, sin duda, son los actores. Tommy Lee Jones siempre ha sido un actor brillante y lo demuestra una vez más. Su creación de un rudo, avejentado y entristecido militar retirado es formidable en toda la película. No flaquea, conmueve siempre aunque el guión no lo haga, solo o acompañdo por otros actores en escena, con la palabra y con la mirada, sobre todo con la mirada. Charlize Theron, actriz a la que sólo parece apreciarse cuando aparece en pantalla afeada, vuelve a dar muestras de que es fantástica en su trabajo. Pocas miradas como la de esta mujer son tan fuertes en pantalla. Pocas aguantan un cara a cara constante tan intenso y tan cambiante con un actor del calibre de Tommy Lee Jones (brillante también su enfrentamiento final con Jason Patric). Si la tiranía de la belleza y la juventud de Hollywood se lo permite, envejecerá delante de la pantalla y crecerá como actriz más todavía.

Susan Sarandon tiene un brevísimo personaje (cabría más hablar de apariciones que de personaje por su escaso tiempo en pantalla; una pena, talento desaprovechado) y eso le vale para dejarnos uno de los cara a cara más brillantes de los últimos años, sin compartir espacio físico ni plano, con Tommy Lee Jones. Soberbia la conversación telefónica en la que él le dice a ella que su hijo está muerto, sencillamente soberbia y conmovedora. Y junto a estos tres magníficos actores, un elenco de secundarios del que sobresalen un par de nombres que bordan sus papeles, actores como Jason Patric (¿quién iba a decir que que el protagonista de Speed 2 podría hacer un buen papel?) o Josh Brolin (actor a seguir, brillante en American Gangster, aquí demasiado breve pero intenso en un papel bastante similar).

En el Valle de Elah es la segunda película como director de Paul Haggis. Su nombre comenzó a sonar, a pesar de llevar muchísimos años en el negocio, como guionista de esa maravilla que es Million Dollar Baby. Después de se colocó detrás de la cámara para dirigir Crash, la sorpresa en los Oscar de hace dos años, una película que nunca me ha terminado de llegar ni conmover y que me pareció sumamente fácil y nada arriesgada de realizar. Tan poco arriesgada como En el Valle de Elah. Sí, el tema que trata es controvertido (los efectos de la guerra de Irak en los soldados que allí van destinados), pero el enfoque es tremendamente superficial (como le pasaba a Crash aunque en su día se hablara de ella como una película valiente y comprometida).

Sobra decir que busca ser una crítica a la intervención norteamericana en Irak (no deja de resultar curioso que haya ni un solo cineasta norteamericano que quiera dar una visión más favorable o que no se haya atrevido a rodar ese punto de vista, que, por otra parte, tiene muchos adeptos en Norteamérica). Pero parte de la confusión, se desarrolla en una confusión aún mayor y al final uno no sabe qué quiere contar realmente la película. La culpa de eso también hay que buscarla en la amalgama que suponen las tres personalidades que se ofrecen del hijo militar muerto, que apenas llega a aparecer en la película, que son imposibles de fundir en un mismo personaje. No es creíble que el buen soldado que tiene su padre en la mente, el soldado más o menos sensible que se ve en Irak y el macarra que se presenta en Estados Unidos sean la misma persona. No es creíble en asboluto. Y ahí flaquea la película, casi tanto como en la previsible resolución de la intriga policial.

Por el camino queda una metáfora tan obvia que da título a la película (el Valle de Elah es el lugar donde David se enfrentó a Goliath, se supone que es una acusación al Gobierno de Estados Unidos de mandar a unos jóvenes a una guerra con sólo unas piedras para derrotar a un enemigo invencible) y que ofrece un par de escenas formidables. Pero eso puede que sea sólo por el talento de un reparto formidable. Paul Haggis sigue sin hacer una película verdaderamente apreciable como director, a pesar de que la crítica le suele dar todo su fervor. Le sigo prefieriendo como guionista de ese genio que es Clint Eastwood. En conjunto, En el Valle de Elah se queda como una decepcionante película con un reparto impresionante.

viernes, enero 11, 2008

Requiem para dos grandes sagas

Los chicos de marketing de Fox me dan la clave para empezar a hablar de Aliens vs. Predator 2. En Estados Unidos, la película en cuestión se estrenó con un subtítulo que en España ha desaparecido para dejar paso a ese 2. Ese subtítulo era Requiem. Y eso es exactamente lo que es este experimento, el requiem de dos de las mejores sagas de fantasía de las últimas décadas, un despropósito de hora y media (menos mal que no dura más) ridículo, inverosímil, desastroso, tópico hasta la extenuación y muy violento. No se le puede aplicar el término infantil (en su más peyorativo significado) precisamente por esa extrema violencia. Lo único bueno es que no tuve que pagar por verla, porque el precio de una entrada es muy doloroso después de ver esto...

Vayamos por partes y haciendo historia para que la gente sepa donde situarse a la hora de entender esta mi opinión. Alien es una de las cumbres de la ciencia ficción, Aliens una muy estimable continuación de la saga, Alien 3 una cinta interesante (y muy mejorada en su director's cut, disponible en DVD) y Alien Resurrección una locura sin pies ni cabeza que acabó por enterrar esta saga. Depredador es un pequeño clásico de la ciencia ficción de los 80 y Depredador 2 una intensa, violenta y buena secuela. La unión de ambas franquicias, Alien vs. Predator (¿porque lo llaman Predator cuando en España siempre ha sido Depredador...?), es una película bastante mala. Pero la secuela es incluso peor.

Esta secuela empieza justo donde acababa la primera película, viendo el nacimiento de una nueva criatura, el PredAlien (según la información oficial, el bicho es en un 80 por ciento Alien y en un 80 por ciento Depredador). Ahí empieza la matanza de esta hiperviolenta película. Seres humanos mueren muchísimos y en pantalla se pueden ver unas 30 muertes, la mayoría de ellos a manos de los múltiples Aliens y del PredAlien. Tampoco es que el Depredador se quede corto, pero en esta unión de sagas le ha tocado el papel de tipo más o menos bueno y más o menos aliado de los humanos...

¿Que por qué digo que la película es nefasta? Porque salí del cine con la sensación de que ninguno de sus responsables entendió a los personajes. Los hermanos Strause, debutantes responsables de esta película, se creen que con parodiar/homenajear/recrear/copiar algunas escenas de la saga tienen suficiente. Que con armar una escabechina en la pantalla (que no tengo nada en contra de las escabechinas, que nadie me entienda mal...) se contenta a los fans de los personajes. Pero cuando uno escucha decir a la rubia (siempre tiene que haber una rubia, y siempre tiene que haber una excusa para desnudarla parcialmente...) algo así como "no sobreviviremos, ¿verdad?" o al supuesto héroe de la película, rodeado por unos cuantos aliens, lanzar el grito de guerra "¡venid a por mí, cabrones!", queda claro que está viendo un bodrio de enormes proporciones.

Decir que esta película tiene guión es casi un guiño irónico. Es lamentable ver cómo se mezclan las historias supuestamente humanas y cotidianas de un pueblo americano con la guerra entre aliens y predators. Es triste ver que las cosas van pasando porque sí. El Depredador cambia de camuflado a no camuflado sin sentido alguno. Los aliens son implacables en unos casos y realmente torpes en otros. Los humanos son tan malos actores y ofrecen semejante repertorio de frases estupidas e inverosímiles que casi dan ganas de aplaudir con cada una de las muertes. El crecimiento de los recién incubados aliens es a conveniencia. Y si no tenemos suficientes facehuggers (que es como se llaman esos bichos que se pegan en la cara de los huéspedes para acabar engrendrando a un alien) como para justificar esa invasión... ¿qué más da? ¿Alguien los ha contado? Un aguafiestas, seguro...

Hay un par de secuencias que pueden resultar interesantes para el fan (sólo para el fan), como por ejemplo la primera pelea entre el Depredador y un grupo de aliens en las alcantarillas, pero se pierden en la inmensidad de un despropósito de colosales proporciones, que lleva entre otras cosas al macarra del pueblo a convertirse en un héroe de guerra porque sí. Es curioso, el primer Alien vs. Predator también tenía una sola secuencia de interés, y era una de las peleas entre ambas criaturas, perfectamente coreografiada y montada. Aquí el montaje es bastante más torpe, si cabe, que en la primera película, pero también es esa la única escena realmente a destacar. Bueno, también fue destacable la carcajada que soltó el cine entero cuando, en un alarde de perspicacia, uno de los personajes grita: "el Gobierno nunca nos mentiría".

Por algún extraño motivo, la primera película funcionó bastante bien en taquilla y esta segunda comentan por Internet que ha gustado más que su predecesora. Sus directores dicen que ese era el objetivo, contentar al fan que no salió satisfecho de la primera. Yo todavía estoy consternado por la forma de destrozar a estos personajes y por la triste posibilidad de que estos hermanos Strause se puedan hacer cargo de una tercera película de esta nueva saga híbrida. Conmigo ya que no cuenten...

miércoles, enero 09, 2008

La magia de las mujeres y el cine

Mujeres y cine. Misteriosa asociación que provoca, muy de vez en cuando, una magia única, especial, irrepetible. Hoy, que tan pocas actrices merecen realmente la pena, que tan pocos papeles para ellas merecen ser rescatados del olvido, que la tiranía de la belleza física se ha impuesto al talento interpretativo, no suele ser posible. Pero en el cine clásico. ¡Ah, esas mujeres en blanco y negro que eran capaces de hechizarnos con algo más que una cara bonita...!


Algo así es lo que uno siente al ver a Anne Baxter en las primeras secuencias de Eva al desnudo. Una cara angelical, una presencia radiante, una dulzura inigualable en su voz, una mujer de que cualquier podría enamorarse sólo con verla. ¡Todo una mentira! Su Eva Harrington, una joven aspirante a actriz, es un demonio con cara de ángel, una mujer ambiciosa y cruel, capaz de todo ("y más", como ella misma dice) por conseguir un buen papel. Pero engaña, ya lo creo que engaña. Joseph L. Mankiewicz, director de esta maravillosa película, escogió a Anne Baxter, porque podía dar "virtudes de zorra" al personaje. Y ya lo creo que lo consiguió. Tanto, que con ese formidable e irónico final, magnífico e inolvidable, lo que asoma en la cara del espectador es una sonrisa. Justicia divina, lo llaman...

Para lograr sus objetivos, Eva se pega a una actriz de éxito, otra composición maestra, ésta de Bette Davis. La actriz ya pasaba de los 40 (edad maldita para el cine, por lo visto) y su carrera pasaba por un abjón increíble. De hecho, Davis confesó años después que Eva al desnudo le permitió tener un futuro profesional. Su personaje, Margo, es una gran diva del teatro, una actriz capaz de dar vida sobre las tablas a una veinteañera, pero que empieza a sufrir crisis por su edad. Ya no es joven y se da cuenta. Y todo lo que hay alrededor se convierte en una amenaza para ella. Eva por encima de todo. La jovencita que tan alegre le había hecho con su adulación de pronto se convierte en una rival. Qué duelo de actrices, qué cantidad de detalles, de miradas, de niveles en su interpretación. Qué gozada. "Ajústense los cinturones, esta noche vamos a tener tormenta", como la propia Margo dice.

Celeste Holm interpreta a Karen, esposa del dramaturgo para el que trabajo Margo y a la vez su mejor amiga, la mujer que maquina una cura de humildad para la gran diva y se ve atrapado por ello en las garras de la maquiavélica Eva. ¿Cómo creerse que Davis y Holm se odiaban después de ver la extraordinaria química que muestran en pantalla? Pues es cierto, no se podían ni ver, tal y como recuerda Holm: "Entré en el plató, el primer día de rodaje, y dije 'buenos días'. ¿Y saben cómo me contestó? Dijo 'oh, mierda, buenos modales'. No le volví a dirigir la palabra, nunca". Con ellas, la genial Thelma Ritter, criada de Margo en la película y la primera persona que sospecha de Eva. ¿Quién si no una mujer podría darse cuenta de las artimañas de otra mujer...?

Anne Baxter, Bette Davis, Celeste Holm y Thelma Ritter fueron nominadas al Oscar, conviertiendo esta película en la que más nominaciones para su reparto femenino ha tenido nunca, un récord que parece imposible de romper con el cine de nuestros días. Pero no ganó ninguna de ellas, las estatuillas fueron para Judy Holliday por Nacida ayer y Josephine Hull por El invisible Harvey. A la maquinadora Eva Harrington seguro que no se le habría escapado el premio...

Eva al desnudo tiene también el privilegio de contar con una de las primeras apariciones cinemtográficas de Marilyn Monroe. Da vida a una aspirante a actriz con el cerebro vacío pero con un cuerpo de escándalo y muchas artes para tratar de engatusar a la persona adecuada, en este caso el crítico al que da vida George Sanders, para conseguir un papel. ¿Lo consigue? Para eso tendría que pasar por encima del cadáver de la angelical Eva (me encanta el nombre original, Eve, y la asociación fonética que Margo hace con la palabra "evil"). Lo que sí consiguió Marilyn es despertar los celos de Zsa Zsa Gabor, mujer de Sanders, con quien compartía muchas escenas. Años después, Gabor dijo que Marilyn era "extremadamente proclive a menear el culo y a mover las pestañas". Y por eso, como mujer, no podía dejar de vigilarla en el rodaje...

¿Hombres? Sí, hay unos cuantos en el reparto, magníficos actores que están magníficos en la película. ¿Pero quién se ha fijado en ellos? En el genial Mankiewicz sí, en él sí que habría que fijarse, aunque sólo fuera para conseguir en el cine moderno una pequeña parte de la magnificencia de sus guiones, de sus maravillosas líneas de guión, de sus indudables dotes como director de actores...

El nexo de unión entre aquella película y ¿Qué fue de Baby Jane? es Bette Davis, que aquí comparte pantalla con Joan Crawford. Cuando se estrenó la película, en 1962, Davis tenía 54 años y Crawford 57. Ellas dos sostienen casi sin ayuda una película de dos horas de duración. Enfrentar este impresionante duelo interpretativo femenino a la proliferación de mujeres jóvenes sin talento en el cine actual es sonrojante. ¿Cuántas jóvenes, niñas acaso, vemos pasar por la pantalla sin más dotes que su belleza física? ¿Cuántas caerán en el olvido cuando esa belleza ya no resplandezca tanto? ¿Cuántas quedarán? Sólo las verdaderas diosas. ¿Y cuántos directores se empeñan en llenar sus películas de bellezas que no saben actuar? ¿Cuántas películas sin una sola auténtica actriz en el reparto? Debieran ver ¿Qué fue de Baby Jane? para darse cuenta de lo que puede hacer una actriz de verdad, sea cual sea su edad, por una película.
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Davis y Crawford dan vida a dos hermanas. La primera, Jane, era una estrella infantil de las tablas; la segunda, Blanche, su hermana, furiosa en algunos momentos por no tener la atención que logra captar la otra niña. Pero la situación se vive a la inversa cuando son adultas. Blanche se convierte en una estrella del cine que lucha, casi por caridad, porque le den algún papel a su hermana. Y de repente, un accidente de coche cambia sus vidas. Blanche se queda en una silla de ruedas, al parecer por haber sido atropellada por su hermana en una noche que no es capaz de recordar. Al parecer, los celos por el estrellato llevaron a Jane a intentar atropellar a su hermana, aunque con maestría la cámara esquiva enseñar demasiado sobre ese momento. Ambas mujeres viven en la misma casa. Pero Blanche siente pena de su hermana, que ha perdido la cabeza en muchos sentidos, y no es consciente de todo lo que está pasando a su alrededor.
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La tensión se palpa durante toda la película. Porque vemos que las obsesiones infantiles de Jane afloran de nuevo. Quiere ser de nuevo la estrella que se cree que es, muy por encima de su hermana. Y Blanche no se lo impedirá. De la tensión pasamos a la violencia. Descarnada. Salvaje. Plasmada en un blanco y negro hermoso, casi poético. Las sombras de la oscura casa dan paso a una soledada playa donde se resuelve toda la trama. Las cosas no eran como parecían y al final, sólo al final, se dan cuenta ambas mujeres de que han impedido su propia felicidad y de la su hermana. Y la historia deja un poso de tristeza infinita.
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El cine de terror actual está lleno de veinteañeras ligeras de ropa y generosas de escote. Robert Aldrich, el de Doce del patíbulo, rodó su película de terror (sí, sí, ¿Qué fue de Baby Jane? es claramente una pesadilla terrorífica, aunque no haya vísceras) con dos mujeres maduras... que no se podían ni ver. ¿Sorprendidos? No lo creo. Joan Crawford formaba parte de la directiva de Pepsi, así que Bette Davis mandó instalar una máquina de Coca-Cola sólo para enfurecer a su compañera de reparto. Incluso alguna de las patadas del enfrentamiento entre ambas se saldó con alguna que otra tirita en la cabeza de Crawford ¿Su venganza? Ponerse pesos en los bolsillos para que la espalda de Davis sufriera más de lo debido en la escena en la que carga con el cuerpo de su hermana cinematográfica. Bette Davis consiguió la nominación al Oscar por esta película. Joan Crawford no. Pero se vengó de nuevo al salir a recoger la estatuilla en nombre de la ganadora, Anne Bancroft, por su trabajo en El milagro de Anna Sullivan.
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Mujeres, qué mujeres las del cine clásico...

jueves, enero 03, 2008

'Soy leyenda', entretiene pero decepciona

Hace ya algunos años cayó en mis manos la novela Soy leyenda, de Richard Matheson, una notable y angustiosa novela de terror escrita a mediados de los años 50 con una premisa muy básica: ¿cómo sería un mundo infestado de vampiros y cómo podría sobrevivir en él un solo hombre?. La novela tuvo dos adaptaciones cinematográficas que cambiaron demasiadas cosas, The last man on earth y El último hombre... vivo, la primera con Vincent Price y la segunda con Charlton Heston. La primera no he tenido la oportunidad de verla (pero el propio Matheson pidió que le retiraran de los créditos ante el poco parecido entre su obra y la película) y la segunda es una muestra del cine de catástrofes de los años 70 que elimina de la novela algo esencial: los vampiros.

Me ilusionó la noticia, a finales de los años 90, de que Arnold Schwarzenegger y Ridley Scott querían poner en marcha una versión mucho más fiel de la novela. Me entristeció saber que al final ambos abandonaron el proyecto, que iba a ser una de las películas más caras de su época Entre unas cosas y otras, esa versión se ha retrasado una década más y ha cambiado por completo. Will Smith es el protagonista y Francis Lawrence (autor de Constantine) el director. Y la fidelidad a la novela se ha quedado también por el camino en buena medida. Eso es lo que más decepciona de esta Soy leyenda, una película que vista por sí sola es un entretenimiento comerical de Hollywood, sin grandes pretensiones y sin grandes fallos, algo atípica por ser una película básicamente de un solo actor.

Dado que voy a comparar película y novela, creo que a partir de aquí me veo en la obligación de hablar demasiado para quien no haya visto aún el filme, así que sugiero que no sigáis leyendo si todavía no habéis visto Soy leyenda. El que avisa... De todos modos, no reviento el final, así que vosotros mismos.

La novela Soy leyenda es la historia de un hombre, Robert Neville, que intenta sobrevivir siendo, en apariencia, el último hombre sobre la faz de la tierra que no ha sido infectado por un virus que ha convertido a la población en una especie de vampiros. Neville, que vive en su casa de un pueblo a las afueras de Los Ángeles, pasa sus ratos de ocio leyendo y aprendiendo sobre las más diversas materias, cualquier cosa que le pueda ayudar en su lucha por la supervivencia, y en excursiones en busca de material y provisiones en un coche que cuida con esmero porque es el único medio que le permite alejarse de su casa y volver at iempo antes de que anochezca. Y, al mismo tiempo, tiene que hacer frente a las provocaciones de los vampiros, en especial un viejo vecino suyo y las mujeres.

La película Soy leyenda cambia por completo todas estas premisas. Para empezar, no son exactamente vampiros lo que aparece en la película, sino más bien unos mutantes violentos y caníbales que, eso sí, mantienen la aversión a la luz intensa. Neville, en este caso, es un general y un científico que trata de encontrar una cura para el virus. El escenario ha cambiado. Es Nueva York y el Neville cinematográfico tiene todo lo que necesita para sobrevivir en su casa fortificada. Y como ningún ser infectado sabe dónde vive, no tiene que sufrir las provocaciones de los vampiros, seres en absoluto inteligentes que no manifiestan ningún comportamiento social o racional y que no son capaces de hablar. Ni siquiera hay provocaciones de las mujeres, puesto que la película elimina todo el erotismo que, en este limitado sentido, contenía la novela.

Comparando ambas premisas, es obvio concluir que la angustia del protagonista cada vez que abandona la casa (pensando que un error le impediría volver a tiempo) y el duelo personal entre un vampiro y un ser humano han desaparecido de la película. Y eran dos de los mejores elementos que tenía la novela. Por eso, la película Soy leyenda es decepcionante. No ha sabido entender las bazas más interesantes que ofrecía la novela de Matheson. Aprovecha la locura que puede provocar a un hombre la soledad, pero no que le estén ofreciendo constantemente el dulce final de la muerte. El final apocalíptico, dramático y desesperanzador de la novela encuentra un cierto eco en la película que seguramente muchos no esperaban, pero el epílogo cinematográfico se carga todo el espíritu que tenía el cierre de la novela.

Dicho todo esto, la película por sí sola funciona bastante bien como una historia fatalista en su desarrollo y triste (sobre todo uno de los flashbacks) en lo que se nos cuenta, especialmente en su primera mitad (y en una escena aislada que da inicio real al desenlace, que provoca un último movimiento desesperado de Neville). La descripción de un desolado Nueva York en el que un hombre solo vive a sus anchas, con su pastor alemán, es interesante, aunque roza el límite de lo repetitivo en algunas escenas. Se echa en falta una mayor tensión, una mayor sensación de amenaza ante lo que sale a las calles por la noche, que en realidad no llega a verse en toda la película. Cuando se ve, la violencia solapa por completo el terror.

Los ¿vampiros? son al final criaturas generadas por ordenador, lo que le resta toda la humanidad que podrían tener. Dicen que el director no le gustó cómo quedaban los actores con maquillaje y por eso recurrió al universo digital, pero a mí me queda la duda de qué habría sido mejor. Will Smith hace un auténtico tour de force, puesto que aparece en todas y cada una de las escenas de la película, muchas veces en solitario. No me gusta nada como cómico, pero como actor serio tiene grandes virtudes. En buena medida, es él quien hace que funcione esta entretanida película pero decepcionante adaptación.

Un último apunte, éste especialmente dedicado a los estudiosos de la publicidad en el cine y a los fans del mundo del cómic. Al final de la primera escena, en las calles de Nueva York se puede ver un cartel de una hipotética película de Batman y Superman con fecha de estreno en 2010. Rápidamente, los foros de Internet se hicieron eco de la noticia. ¿Era esta la forma de Warner de anunciar que el proyecto iba a ver la luz? De ser así, Soy leyenda sería una película pionera en esta forma de publicidad. Pero no. Akiva Goldsman, productor y coguionista de Soy leyenda, aseguró que no es más que una broma privada. Goldsman lleva años luchando por que se haga aquella película, que de momento tendrá que esperar a ver cómo le va al muchas veces anunciado proyecto de la Liga de la Justicia. Después he leído, aunque no llegué a verlo en la película, que en la escena del videoclub se pueden ver carátulas de otras supuestas versiones cinematográficas de héroes DC, Green Lantern y Teen Titans.

martes, enero 01, 2008

...Y esto es lo que veremos en 2008

Una vez que hemos hecho un repaso de 2007, habrá que echar un ojo para inaugurar el año a lo que podremos ver en los próximos doce meses. Faltarán algunas, pero espero que os sirva para iros haciendo a la idea de lo que queréis ver en 2008. Habrá fiascos, habrá grandes obras, habrá sorpresas y habrá decepciones. Pero cine que haya siempre... Las fechas corresponden, en su mayoría, al estreno norteamericano, aunque algunas, sobre todo las de los primeros meses, son las del día que podremos ver estas películas ya en España.

· 11 de enero. Expiación. La favorita para los Globos de Oro, acapara siete nominaciones. Drama épico británico de esos que tanto gustan en Hollywood. Protagoniza Kiera Knightley.

· 18 de enero. En el Valle de Elah. Paul Haggis, después de la oscarizada y sobrevalorada Crash dirige a Tommy Lee Jones, Charlize Theron y Susan Sarandon en un drama con la guerra de Irak de fondo.

· 1 de febrero. Cloverfield. Nueva York arrasada por un monstruo gigante, visto a través de la videocámara de un grupo de amigos. Viene precedida de una gran fama, pero con este tipo de películas nunca se sabe...

· 15 de febrero. Jumper ¿La sorpresa fantástica del año? Hayden Christensen descubre que una anomalía genética le permite teleportarse a cualquier sitio... y que no es el único que puede hacerlo.

· 15 de febrero. Sweeney Todd. Vuelve la magia de Tim Burton, esta vez en forma de musical, con Johnny Depp dando vida a un siniestro barbero.

· 29 de febrero. The Other Bolenyan Girl. Natalie Portman y Scarlett Johansson, juntas por primera vez, disputándose a Eric Bana en un drama de época.

· 7 de marzo. 10.000. Roland Emmerich nos traslada a la prehistoria, sin excesivo rigor histórico pero con muchísima espectacularidad y actores desconocidos en su mayoría.

· 7 de marzo. No Country for Old Men. Los hermanos Cohen regresan, dicen que con mucha fuerza. Javier Bardem tiene un papel secundario que está gustando mucho.

· 28 de marzo. Stop-Loss. Más sobre Irak. Un oficial condecorado por su labor en aquel país regresa a su pueblo americano para rehacer la vida que dejó antes de partir para el combate.

· 4 de abril. Leatherheads. Geroge Clooney vuelve a dirigir, aunque sorprende por ser una comedia romántica con él mismo y Renee Zellwegger como protagonistas.

· 18 de abril. Righteous Kill. Robert de Niro y Al Pacino juntos, de verdad, en la pantalla. Jon Avnet dirige una historia policíaca en la que se busca a un asesino dedicado a liquidar delincuentes.

· 30 de abril. Iron Man. Otro cómic Marvel más, con un buen reparto. Robert Downey es el protagonista, Jeff Bridges el villano y Gwyneth Paltrow la chica. Prometen los efectos especiales.

· 9 de mayo. Speed Racer. Vuelven los hermanos Wachowski, que no dirigían desde el final de Matrix, para adaptar una conocida serie de animación japonesa de los años 70.

· 16 de mayo. Las Crónicas de Narnia: El Príncipe Caspián. Segunda parte de la saga, promete ser más adulta que la interesante película original y una mayor inversión mejorará el aspecto visual de la película.

· 22 de mayo. Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal. Steven Spielberg dirige, George Lucas produce y Harrison Ford recupera su sombrero y su látigo. ¿Hace falta decir algo más...?

· 13 de junio. The Incredible Hulk. Edward Norton como Hulk promete un cambio radical tras la aburrida adaptación del cómic que hizo Ang Lee.

· 20 de junio. The Happening. El nuevo trabajo de un Shyamalan que ya no tiene el fervor crítico de sus inicios. El cambio climático llega al cine de ficción. Protagoniza Mark Whalberg.

· 20 de junio. Get Smart. Adaptación cinematográfica del popular Superagente 86 televisivo. Steve Carrel y Anne Hathaway protagonizan una comedia con aroma nostálgico.

· 27 de junio. WALL-E. La nueva apuesta de la infalible Pixar. La historia de un robot compresor de basura que descubre un nuevo propósito en su vida la dirige el responsable de Buscando a Nemo.

· 18 de julio. Mamma Mia! Adaptación del conocido musical, con un reparto encabezado por Meryl Streep y Pierce Brosnan.

· 13 de agosto. The Dark Knight. Secuela de Batman Begins. Reparto espectacular para ver la primera aparición del Joker (Heath Ledger) en esta nueva saga sobre el superhéroe atormentado de Gotham City.

· 5 de septiembre. Australia. Bazz Luhrman vuelve a dirigir siete años después de Moulin Rouge. Repite con Nicole Kidman y añade a la causa a Hugh Jackman para esta comedia romántica de acción.

· 19 de septiembre. Vicky Cristina Barcelona. El nuevo Woody Allen, rodado en España, con Scarlett Johansson (tercera película con Allen), Penélope Cruz y Javier Bardem.

· 3 de octubre. Valkirye. Bryan Singer abandona los superhéroes para relatar un histórico intento de atentado contra Adolf Hitler urdido desde el ejército alemán. Tom Cruise, parche en el ojo incluido, encabeza el reparto.

· 10 de octubre. Body of Lies. Ridley Scott vuelve a contar con Russell Crowe y suma a Leonardo DiCaprio para contar la historia de unos agentes de la CIA que buscan atrapar a un líder de Al Qaeda.

· 7 de noviembre. The Changeling. El nuevo Clint Eastwood, una historia cargada de suspense. Con Angelina Jolie y John Malkovich.

· 26 de noviembre. The Curious Case of Benjamín Button. David Fincher adapta un relato de F. Scott Fitzgerald con un reparto encabezado por Brad Pitt, Cate Blanchet y Tilda Swinton.

· 28 de noviembre. Harry Potter y el Príncipe Mestizo. Más Harry Potter. ¿Veremos por fin a Voldemort en todo su esplendor o habrá que esperar al final de la saga?

· 19 de diciembre. Revolutionary Road. Sam Mendes reune a Leonardo DiCaprio y Kate Winslet diez años después de Titanic para un drama ambientado en los años 50.

· 25 de diciembre. Star Trek XI. J.J.Abrams, creador de Perdidos y director de Misión Imposible III, busca resucitar la vieja saga galáctica con una historia sobre la juventud de Kirk y Spock de la que poco más se sabe.

Sin fecha:
· Frost/Nixon. Ron Howard lleva a la pantalla la aclamada obra teatral sobre el enfrenamiento entre Richard Nixon y un personaje de la televisión. Con Frank Langella y Martin Sheen.

· Guerrilla. Benecio del Toro se mete en la piel del Che Guevara en la biografía que rueda Steven Soderbergh.